La dama del incendio pasado
Era noviembre del año 1983, El Nuclear estaba de turno en la noche como telefonista en la estación central de bomberos, estaba acompañado de un conductor de patrulla y dos compañeros más, uno de ellos a veces lo auxiliaba con las llamadas.
En aquel entonces la oficina donde estaba la planta telefónica, tenía una ventana grande de vidrio, con una pequeña abertura abajo, desde ésta despachaban las direcciones a los chóferes de las unidades, las daban en un papel, también la usaban para atender a las personas que llegaban a pie por alguna emergencia.
La charla con los compañeros era amena, platicaban de la familia y cuestiones del trabajo, al llegar la media noche El Nuclear notó una silueta que se acercaba a la estación, silueta que fue tomando forma de una dama, la cual al llegar hasta el pie de la ventana pidió auxilio: “Ayúdenme!, auxilio!, mi casa se está quemando!”.
Rápidamente El Nuclear quitó una tablita que tapaba la abertura de la ventana, entonces entró un viento helado y extraño, el muchacho le dijo a la dama: “Señora, deme la dirección”, la dama se la dijo, éste la apunto y le dijo: “Esto es cerca, señáleme donde queda la casa”, a lo que la dama respondió: «Es acá a la vuelta de la manzana que está en frente de la Estación”
Para entonces El Nuclear ya había sonado la alarma y los dos ágiles bomberos ya se habían deslizado por los tubos y estaban listos en la motobomba, el chófer con la dirección y el nombre de la señora en la mano arrancó la unidad y dirigiéndose hacia la derecha apresuró la marcha y puso la sirena.

El bombero que iba atrás de la unidad vio como la dama tomó el camino por el lado izquierdo y su ágil silueta fue perdiéndose en la oscuridad hasta que por dar la vuelta a la manzana en la motobomba la perdió de vista.
Al llegar a la siguiente avenida, donde supuestamente era el incendio, los muchachos pararon en la dirección que les dieron, el chófer apagó la sirena pero dejó las luces encendidas de la unidad, el chófer bajó para alistar todo para apagar el incendio junto con el otro bombero que iba en la cabina de la unidad con él, pero para sorpresa de los tres no habían llamas ni humo.
El bombero que iba atrás dijo: “La señora viene dando la vuelta a la manzana del lado izquierdo, cuando venga le preguntamos bien si es aquí”.
Pero al pasar un par de minutos el chófer comentó: “No es posible que se haya tardado tanto, ya estuviera aquí”.

El bombero que iba con él en la cabina dijo: “Primero toquemos fuerte para despertar a la gente de la casa y sino abren pero vemos llamas, o sentimos humo, tiramos la puerta”.
Así lo hicieron, tocaron fuerte una vez, rápidamente vieron que prendieron las luces dentro de la casa y escucharon voces, tocaron por segunda vez, entonces abrió la puerta un señor quien estaba somnoliento, el cual extrañado vio a los bomberos y amablemente les dijo: “Buenas noches, ¿Qué se les ofrece?”.
El chófer de la unidad le pregunto sino había algún incendio en su casa o en las vecindades, el señor que había abierto la puesta les dijo que no pasaba nada, que todo estaba bien, aun así permitió que los bomberos entraran a revisar.
Al mostrarle al señor la dirección este constató que en efecto era ahí, pero que no pasaba nada, entonces el bombero que iba atrás de la unidad preguntó por la señora que llego a avisarles, estaba preocupado de que no aparecía, incluso pensó que tal vez estaba en la estación de nuevo.
El señor de la casa les dijo que ninguna de las damas había salido de la casa, fue entonces que el chófer le mostró el nombre de la dama que había anotado El nuclear en el reverso de la hoja, el señor de la casa palideció al ver el nombre de la dama y al escuchar la descripción de la misma.
Al ver ésto el bombero que iba atrás de la unidad le preguntó si se sentía bien, a lo que el señor de la casa respondió: “Lo que pasa es que esta señora, la que les fue a alertar del incendio, la que les dió su nombre y que ustedes describen es mi tía, que vivió aquí hace mucho tiempo, pero ella falleció hace 5 años en un incendio, el cual consumió su casa con ella adentro”.
Al escuchar lo anterior los muchachos palidecieron junto con el señor, se despidieron y regresaron a la Estación Central, al escuchar lo que había pasado El Nuclear se sorprendió, no entendía lo que había pasado, sólo el bombero que iba atrás, el cual estaba muy descompuesto por el susto comentó: “De plano es el espíritu de la pobre señora que se quemó, que no sabe que murió y anda penando por su casa”, los muchachos pusieron todo en orden y siguieron con su noble labor.
