El alma en pena

El Alma En Pena

La noche de los árboles llorones

Una noche, hace como 10 años Wilfido estudiante de la escuela de ciencias de la comunicación terminaba una reunión con sus compañeros de clase, en la parte de atrás del edificio de bienestar estudiantil, frente a la facultad de derecho, esa noche Wilfido tendría la aparición del alma en pena

Les dieron las 11 de la noche, entre ponerse de acuerdo, repartir el trabajo y la molestadera que siempre tenían como buenos compañeros.

Al terminar la reunión, casualmente los 5 compañeros del grupo de Wilfido iban con dirección a la avenida Petapa, porque en la entrada uno de ellos había dejado el vehículo parqueado.

Avenida Petapa, Guatemala

La China una compañera del grupo le dijo:

”Venite con nosotros Wilfido, luego le digo al Chuche que te encamine al periférico y ya nos vamos nosotros por la avenida petapa”

Wilfido contesto:

“Gracias vos, pero mi hermana me va a pasar trayendo enfrente de rectoría, no te preocupes”

Los compañeros se despidieron y tomaron rumbos diferentes, la China, Chuche y los demás caminaron entre los edificios buscando la calle que va a la avenida Petapa y Wilfido por su lado se encaminó para rectoría ya que su hermana lo llegaría a traer en el automóvil de su papá y lo esperaría en la entrada de la U que da al periférico.

Wilfido pasó a un costado del edificio de ciencias de la comunicación, había luna, pero estaba nublado, así que en el cielo se veía una melancólica tonalidad gris.

Noche nublada, luna melancólica.

Aún no estaba el edificio de la DIGA, había un caminito con grama y árboles de diferente clase.

Los llamados a Wilfido

Mientras caminaba escuchó un “shhhtt shhhtt”, que es la forma que tenemos los guatemaltecos de llamar la atención de alguien para que nos voltee a ver cuándo no sabemos su nombre, la verdad, aunque sea conocida la persona y sepamos su nombre de todos modos lo hacemos.

Wilfido volteó y no había nadie en los alrededores, así que siguió caminando, dos pasos más y de nuevo “shhtt shhtt”, así el que muchacho dijo con voz fuerte:

”Dejen de molestar muchá, vos Chuche que jodes, y se rio”

Pero entre el viento que empezaba a soplar, escuchó de vuelta una carcajada que venía de la copa de los árboles, Wilfido miró hacia arriba y no podía encontrar de donde venía la burla que le hacían.

Wilfido empezó a caminar más rápido dirigiéndose a rectoría donde según él se sentiría más seguro, para su sorpresa en la plaza de ese edificio los árboles eran sometidos por un viento extraño, y se escuchaban los murmullos que provocaban con sus ramas.

Y en el fondo de esa escena se escuchaba el “shhtt shht” y la carcajada de burla por momentos, como que lo seguían entre las copas de los árboles y a veces sentía que lo que se burlaba de él estaba escondido entre los matorrales.

Al estar ya saliendo de la plaza, pasó por un árbol de llama del bosque, y en ese momento la carcajada fue más fuerte y sintió que algo le tocaba la cabeza, vio para arriba y notó una silueta de mujer, de pelo largo que desde las ramas se reía de él y que bajaba poco a poco hacia donde él estaba.

Una mujer, con el pelo largo acecha a Wilfido

Wilfido corrió hacia el periférico, donde ya estaba su hermana que lo esperaba desde hace más de media hora y estaba molesta.

Cuando Wilfido entró en el carro, la hermana le empieza a reclamar:

”Vos sí que de una vez, te pasas la verdad, mira que tengo ratos de estar esperándote y acá es muy solo, no jodas”

Wilfido no podía ni hablar, estaba pálido y respiraba muy rápido, entonces la hermana lo vió y le dijo:

”Hay Dios, ya sé, venís bolo y por eso ni saludas mal educado, mínimo me hubieras invitado pero no, me cae mal que digas en la casa que venís a estudiar y sólo de fiesta en fiesta te la pasas”

Wilfido se repuso poco a poco y le dijo:

”Por la gran madre, Carmentina no vez que vengo con el alma en una mano, me acabo de topar con un alma en pena y vos chingando”

Carmentina: “Que alma en pena ni que alma en pena que va arrastrando cadenas, vos borracho venís y lo peor es que mi pobre madre ahí desvelándose, esperándote para que comás algo en la casa”.


Bueno mejor vámonos dijo Carmentina.

Encendió un cigarro en el carro y bajó la ventanilla del auto, en ese momento sintió un viento fuerte y helado, escucho que algo dijo “shhtt shhht” y vio con dirección a rectoría de donde venía el viento.

Carmentina divisó a una mujer, vestida de gris, con el pelo en la cara que venía en dirección a donde ellos estaban y le dijo a su hermano:

“Vos baboso, ¿y esa patoja quién es? Puchis mirá, anda en camisón y todo shuco, como anda así con este frío”.

Cuando Wilfido volteó a ver, se puso de nuevo pálido y le dijo a su hermana:

Es ella! Vámonos! Arrancá esta babosada, vámonos!!

La hermana entonces vio fijamente a la muchacha que venía caminando y ya estaba a solo unos 20 metros del carro, era alta, pelo hecho nudos, y se le fue el alma cuando logró ver el rostro de la mujer.

Una Mujer desfigurada, horrible y facciones espeluznantes

Boca descomunalmente grande en comparación del rostro y las demás facciones muy pequeñas.

Carmentina arrancó el carro y salió a toda velocidad, escucharon entonces de nuevo las carcajadas, al ver por su espejo retrovisor vio que la mujer venía como a cinco metros del carro.

Perdió el control del automóvil y chocó por atrás contra otro vehículo que salía de una de las calles que está a la par de una gasolinera que queda justo donde empieza el paso a desnivel donde inicia el periférico.

Lo bueno fue que la gente que estaba en la gasolinera fue a auxiliar a los que iban en los dos vehículos…

Las confesiones de Tuno y Rogelio

Una semana después, estaba uno de los guardias de seguridad de la U al que llamaremos Tuno, platicando con otro señor que era su hermano mayor, este de nombre Rogelio.

Rogelio le estaba contando a Tuno que sus hijos ya estaban bien, que estaban reestableciéndose del choque que habían llevado una semana antes.

“Tuno” dijo Rogelio, “yo sé que no estabas de turno el martes que chocaron los patojos, pero honestamente me tiene muy molesto que no me hayas dicho nada de que entre los árboles y jardines de la U espantan”

“Como así que espantan donde hay árboles vos Rogelio” dijo Tuno, “pues se oyen cosas de los edificios, de otros lados del campus, incluso de rectoría, pero que espanten entre los árboles no había escuchado nada”

USAC de noche

“Bueno” dijo Rogelio, “no es tu culpa, pero ten cuidado, recordá lo que nos decía la abuela María: Cuando el viento es fuerte y lloren los árboles con sus ramas tengan cuidado, algo trae el viento”.

“Si” dijo Tuno, tenés toda la razón, saludame a los patojos, deciles que llego el fin de semana a verlos.

Rogelio se despidió también; al entrar en rectoría lo estaban esperando tres de sus compañeros, los cuales casualmente estaban escuchando la conversación de Tuno.

Uno de ellos al que llamaremos Risialdo le dijo:

“Vos Tuno, que bueno que tus sobrinos estén mejor, la verdad yo acá hablando con los compañeros te he de confesar que en estos días nos han estado molestado en las rondas”.

“¿Cómo así?” preguntó Tuno.

“Que en estos días de mucho viento nos hacen burla, nos llama una voz de mujer alrededor de los edificios y más en la copa de los árboles”.

Otro llamado Eliseo comentó:

Hace como un mes, yo andaba de noche rondando por el costado del bosque de las ardillitas, por el lado de la facultad de ingeniería, atrás de la malla me empezaron a hacer shht shht y como no hice caso, me empezaron a decir:

“Veni, veni”, y se reían y te juro que vi a una mujer que extendía la mano de entre los árboles y me hacía señas para que fuera con ella.

“¿Y qué hiciste le preguntó Tuno?”

A lo que Eliseo contestó:

“Saqué la pistola y le empecé a tirar mientras me alejaba pero ella solo se reía”.

“Gracias a Dios me encontré con Risialdo y con el compañero Beto que escucharon los tiros, fueron a ver que pasaba, les conté, y nos venimos para rectoría”.

Beto, el tercero de los compañeros de Tuno que era el único que no había hablado dijo:

“A de ser un alma en pena, lo que hay que hacer es no andar solos en estos días de noviembre porque hay mucho viento”.

Un alma en pena, vagando por la USAC

Esa misma tarde llegó el jefe de un departamento de rectoría, como ya terminaba noviembre y saldrían de vacaciones les llevó a los muchachos de seguridad unas carnitas para que refaccionaran con él, refacción que se extendió hasta la media noche.

El licenciado que muy amablemente les llevó la refacción, el cual conocía y tenía aprecio a todos los muchachos de seguridad vio su reloj, y dispuso que ya era suficiente, además para su mala suerte, lo estaban esperando en casa de su suegra.

Se despidió de los muchachos y se subió a su pick up, Beto entonces le dijo a los muchachos que se subieran en la palangana y así acompañarían al licenciado hasta la avenida Petapa.

Ya en la Petapa los cuatro muchachos se despidieron del licenciado y comenzaron el regreso a rectoría.

Venían entonces en esa larga entrada Tuno, Eliseo, Risialdo y Beto que era el más antiguo de todos, venían platicando de lo bueno que había sido el licenciado, también venían contentos porque aún quedaba comida en rectoría.

De pronto, el viento empezó a soplar más fuerte, y se escuchaba como los árboles parecían llorar, claro que era el sonido que hacían las ramas por el viento, de pronto escucharon un “shht shht”.

Al principio se hicieron los locos y ninguno comentó nada, hasta que empezaron a escuchar a lo lejos entre el viento, la voz de una mujer, la cual se reía y por momentos decía: “veni, veni”.

Ya en ese momento venían por la antigua parada de la ruta 96 que está dentro de la U.

Entonces Eliseo dijo un poco nervioso: “ahí ha de venir esa cabrona, ya nos vió, estamos fregados”.

Entonces Beto les dijo:

”Miren muchachos, acá lo mejor es que no nos separemos, no le pongamos atención y ya”

Lo malo fue que antes de llegar a rectoría, la risa y la voz de la mujer era más fuerte, parecía estar en todos lados, de repente, Tuno y los demás vieron para arriba de los árboles y vieron que ahí estaba una silueta de mujer.

Estática y oscura, uno de ellos comentó que era solo la imaginación, en ese momento se empezó a mover la silueta, era ella, el alma en pena.

El viento no dejaba de soplar con fuerza, era noche sin luna, los muchachos se empezaron a asustar cuando ella empezó a descender del árbol rápidamente, carcajeando y diciéndoles: vení  vení!.

Ya estando en el suelo empezó a dirigirse hacia ellos, fue cuando la pudieron ver: mujer alta, pelo largo hasta el suelo, brazos tan largos como huesudos, manos grandes, dedos y uñas largas, rostro deforme, con una boca que era demasiado grande para su rostro, ojos pequeños y negros, no tenía nariz, por ratos se desvanecía.

La silueta de una mujer alta, huesuda, pelo largo

Cuando ella estaba a 10 metros de ellos, Beto valientemente la confrontó y le dijo:

“¿Qué querés?, ¿Un vaso de agua?, ¿Una misa?, ¿Una oración?, decinos, yo lo hago para que estés en paz, ¿Qué querés?”

De pronto el ánima dejo de carcajear y le contesto:

“¿Tu alma?”

En ese momento Risialdo agarró un palo que estaba tirado cerca de ellos y dijo: “vení pues cabrona, no te va a ser tan fácil”

El grupo de compañeros entonces tomó valor y avanzaron, poco a poco hacia rectoría, ella aparecía a veces por un lado, otras veces por arriba y los gritos de ella eran insoportables.

“No se separen” dijo Tuno, “es lo que ella quiere”.

Al llegar a un árbol de llama del bosque, no pudieron pasar, ella se hizo más grande, más alta, más horrible y se subió en el árbol, con los retazos de ropa que arrastraba cubrió completamente la copa del árbol y no los dejaba avanzar.

Uno de ellos empezó a rezar el padre nuestro, los demás le siguieron, luego un Ave María, algunos recordaron incluso oraciones que no hacían desde niños.

En ese momento el viento fue aún más fuerte, y los árboles de sauce empezaron a llorar, cipreses y pinos, incluso los de eucalipto, todos.

Entre los árboles soplaba el viento y la mujer sufría por las oraciones.

Ahí se cambiaron los papeles, ella empezó a sufrir por las oraciones y se aferraba al árbol, pareciera que los árboles ayudaban a los muchachos, las ramas le golpeaban como queriendo que se soltara ella, para que el viento se la llevara.

Empezó a disminuir su tamaño nuevamente, siempre horrible, pero ya no eran carcajadas, era llanto y lamentos los que emitía.

Entonces, el alma en pena desde la copa del árbol, extendió la mano hacia Tuno, el cual parecía ido por el miedo, por un momento se apartó del grupo y se dirigió hacia ella.

Ella decía: Veni, veni, empezó entonces a carcajear de nuevo.

Beto al darse cuenta le gritó: “Tuno… no te apartes, Tuno”

En ese momento justo cuando Tuno iba a tocar la mano de ella, Eliseo hizo un disparo hacia el hombro de ella, el cual lógicamente no le hizo nada, pero la asustó y el sonido despertó a Tuno, el cual se incorporó al grupo.

Ella empezó a llorar, a gemir, por ratos se reía con vocecita de niña, por ratos carcajeaba con voz de mujer vieja.

Risialdo les dijo: esperemos hasta que amanezca, así esta con la luz del día se jode.

Ella no se soltaba de las ramas del árbol, el viento era tan fuerte y el llanto de los árboles tan claro, que parecía que hablaban, diciéndole que se fuera y no molestara.

Empezó a amanecer, y para sorpresa de los muchachos, el alma en pena poco a poco iba desvaneciéndose con los rayos del sol, el viento aun soplaba pero ya no tanto.

Vieron extinguirse entre la mañana la silueta de la mujer, la voz que emitía lamentos y que decía veni, veni, cesó…

Aún en estos días, muchos años después de este acontecimiento, los muchachos de seguridad que aún trabajan en la U y estuvieron esa noche velando el amanecer, no se fían, porque a veces entre los matorrales y edificios en la noche les silban, también sienten que los llaman de madrugada.

Más de un estudiante y trabajador de la U dice que por ahí, entre los jardines y entre las arboledas a muy altas horas de la noche han escuchado un “shhht shhht”.

“Tenga cuidado” me dijo Beto cuando le conté que iba a tomar fotos en la noche del árbol donde desapareció el alma en pena, “no sea que haya mucho viento y le puedan decir: veni, veni”…

Investigación, historia y narración: Fernando Andrade Mazariegos todos los derechos reservados Guatemala 2,014

Fotos por: Fernando Andrade Mazariegos todos los derechos reservados Guatemala 2,014

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