Una de las celebraciones mas pomposas en honor a MAXIMÓN o hermano Simón, se celebran en la población de San Andrés Itzapa en la República de
Guatemala. El día especial es el 28 de octubre, pero en la víspera hay conciertos de música popular y danzas regionales. En esa fecha el pueblecito se viste de gala, porque llegan conjuntos nacionales y de fama internacional como un obsequio a quienes llegan pero principalmente a MAXIMÓN. Durante la serenata, hay fuegos artificiales y toritos y una alegría contagiosa en la comunidad donde no se duerme esa noche. Las estrechas callejuelas son insuficientes para albergar a los vehículos y peatones que recorren las calles rumbo al templo donde se encuentra
MAXIMÓN.

Los romeristas llegan de todas partes y especialmente de la capital de la República en grupos mayoritarios. El mayor deseo de todos es llegar hasta donde se encuentra el camerino de la deidad y entregarle sus ofrendas. Estas se constituyen en pan, licor, pañuelos, trajes de fino casimir, inciensos y candelas así como veladoras que le son quemadas a la deidad.
Las bombas voladoras no dejan de estallar en el espacio anunciando la festividad.
En el patio del templo hay mariachis y marimbas, así como danzas folklóricas de los distintos grupos que llegan a celebrar la magna fecha en honor a MAXIMÓN. No importa la lluvia ni el frío imperante, lo importante es celebrar el día de San Simón; con la participación de centenares de miles de sus seguidores.

Numerosas comitivas llegan hasta el templo, así como cofradías indígenas con los respectivos regalos y suficiente pom y copal blanco, así como otros inciensos aromáticos que le queman a la deidad en su fecha. El 28 de Octubre es día grande para los lugareños de San Andrés Itzapa en el departamento de Chimaltenango, porque el desborde de júbilo es contagioso.
Se confunden los sonidos de las marimbas con las chirimías en una sinfonía de alegría y agradecimiento por los favores recibidos. Todos participan en aquella festividad que parece no terminar jamás, que pone el sello único de una fiesta especial en honor al que tantos favores prodiga.
La fiesta de Maximón
Allí encontramos a hermanos salvadoreños, mexicanos, hondureños, beliceños, garífunas o afroguatemaltecos que confundidos con los ladinos o mestizos, llevan una meta común, la visita y agradecimiento a MAXIMÓN, por todo lo que les ha dado. Unido a esto se ven los contrastes multicolores de los trajes indígenas de los distintos pueblos del altiplano guatemalteco, que llegan a la festividad. Los que más, los que menos algo llevan para MAXIMÓN a más ‘de hacer sus compras en el mercado regional que se viste de gala.

Unido a todo esto se aprecian las danzas folklóricas en las representaciones de moros y cristianos, así como las danzas de los gigantones y orquestas que llegan de la capital por vía asfaltada y un trecho de terracería en buen estado. Ya en el templo se elevan plegarias y peticiones a MAXIMÓN, en distintas lenguas o idiomas en su mayoría lenguas vernáculas de los distintos pueblos de Guatemala desde donde acuden los romeristas.
Vale la pena estar en Guatemala, pero principalmente en San Andrés Itzapa, un 28 de Octubre, porque el visitante se lleva en sus retinas y en el recuerdo toda una gama de impresiones gratas. Se vive allí la auténtica nacionalidad, ya por su música, ya por el costumbrismo del pueblo genuinamente guatemalteco. Se analizan y aprecian todas esas costumbres que felizmente se mantienen contra viento y marea entre estas gentes buenas y felices. Como ya indicamos esta celebración es única, y por ende digna de apreciarse en todo su esplendor.
