La caminante del muro

La caminante del muro

11:40 de la noche, sale y camina, deambula sin sombra por las esquinas, es la caminante del muro.
No es viva, pero anda, todo antes de que aparezca ella, se enfría.
Si quieres verla, sólo, tienes que estar, pero no la molestes nunca porque te puede pesar.
Sucia y vieja ropa, cabello largo y negro como la noche, tiene al revés las piernas, en sus lamentos hay reproches.

USAC, por estos muros pasa la caminante


Pálida y cadavérica tez, rostro deforme, formado por huesos y pedazos de putrefacta piel.
Niño en brazos carga al parecer, pero no lo lleva arrullado, está mal formado, pareciera un bebé no deseado.
Bulto que no pega a su pecho, pero que lo lleva para mostrar tal vez, caminando pegada al muro, despegada nunca la ves.

Pocos se animarían a preguntarle que pena le atañe, algunos tontos por tratar, muy mal fueron a parar.
Uno la vió una vez, ella lo notó y fue tras de él, queriéndole mostrar al supuesto pequeño, que él recuerda muy bien, él, el que loco ahora es.
Otro por valiente dijo: “yo puedo verla de frente e incluso al bebe” ahora traga tierra entre lapidas y los gusanos comen su piel.

No es tonta, sabe que estás allí, no te come porque no puede, primero alimentará con tus entrañas a él, al ser, al cual almas le debe.
Pasa por todo el muro, enfrente de los parqueos de los edificios, S1, S3, S6, donde asusta el fantasma de una niña, la cual su amiga no es.
Sigue caminando y viene del trayecto la parte oscura, donde más la han podido ver, donde desacelera el paso y en noches de luna, se ve más clara su lúgubre tez.

Por eso, se va en esa parte despacito, dando tiempo, para ver si alguien anda sólo, para descomponerle la sangre en un ratito.
Sigue y camina, no pega a su pecho al bebé, como que quiere mostrarlo, mostrártelo a ti puede ser.
La ven siguiendo por todo el muro, pasa por los edificios de Derecho, por el viejo edificio del CALUSAC y por Agronomía.
Siempre pegada a la pared no por maña, condenada puede ser, pero tiene que seguir por allí, es el camino que le indicó lucifer.

En las noches sin luna, a la media noche su rostro antiguo puedes ver, pareciera normal y el del supuesto niño también.
Pero no, que no te engañe, no es una mujer con bebé que necesita ayuda, sólo quiere tu alma, tu sangre, tú puedes perecer.
Pasa cerca de donde a los niños cuidan, allí no molestará jamás, porque por Dios bendecidos ellos siempre están.
No como el que lleva en brazos, otro diabólico ser, que no es un niño, realmente un bebé no es.

Es su acompañante, con el que anda, con el que come, con el que asusta, por el camino que le indicó lucifer.
Un buen muchacho dicen que la enfrentó en una ocasión, otro más para lastimar y asustar ella pensó.
Él no la buscaba pero ella apareció, se atravesó en su camino y como siempre pasa en contra de él avanzó.
Es la única forma que se desvíe y aparte del muro, una víctima es lo que la saca de su camino con apuro.

Grande fue el susto que se dió el joven a quien llamaremos Mario, que con fuerza y fe sujetó en su pecho un rosario.
El cual fue bendecido en Esquipulas, único recuerdo de su mamá Juana, que se lo regaló con su amor y bendición, ella fue una buena nana.
Salió libre de esa aventura, una que nadie puede envidiar, ya de eso pasan cinco años desde que el muchacho dejó de estudiar.
Dura prueba para el chico, que aún en las noches lucha por no recordar, por miedo de que se le aparezca de nuevo y el rostro del bebé le vuelva a mostrar.

S3 de la USAC



Mientras ella continúa caminando por el muro, aún cuando sólo es un cerco de malla, nunca suelta a eso, en su afán no desmaya.
A veces la ven carcajeando, otras llorando, buscando, buscando, esperando víctima, con el maligno bulto platicando.
Dedos huesudos y largos, largas uñas, largas greñas, desaparece un poco por los postes de luz, no te confíes, en encontrarte se empeña.
Rara vez se detiene, pero es porque tenerte quiere, quiere que te acerques, así que recuerda, que estando sólo, verla puedes.

Si la ves, escóndete, tras una columna o en un árbol, no respires muy fuerte, por los vapores que salen de tu boca ubicarte puede.
Encomiéndate a Dios, a los Ángeles, a los santos, todos te harán falta para librarte de este espanto.
Un vigilante confirma que sale de la garita de acceso a la piscina, sale con premura y luego camina.
El vigilante al verla de lejos sintió los pies pesados, como ladrillos mojados, le faltaba el aire, se veía perdido y ganado.

El rostro de la caminante


Dice que el rostro de la dama no se le olvida, es descarnado, no tiene ojos, en vez de nariz un hoyo, boca abierta con pocos dientes y torcida.
Ella es alta, escuálida, enjutada de hombros, descarnada de los miembros así como del rostro.
Huele a azufre cuando viene y a muerte cuando pasa, no se le ven los pies, dice que se escucha que algo habla.
El vigilante al que llamaremos Karlo pudo evitar el mal, subiéndose en un árbol y escondiéndose a tiempo entre las ramas.

Desde arriba brevemente pudo ver el bulto que lleva en brazos, un demonio entre retazos de tela y podrida carne echa pedazos.
Gracias a un perro de esos pequeños callejeros no lo vieron, los aullidos del ángel de cuatro patas a media calle la distrajeron.
Ella es un ser espeluznante, le obedece al mal, lo comentan los muchos que a la media noche la han visto pasar.
Por eso, los que dentro de la U se quedan por los tragos dormidos, tengan cuidado, se sentirán arrullados y a lo mejor a la par de ustedes se ha acostado.

Velándoles el sueño, queriéndoles el mal, poniendo las manos en su cuello, velándoles un prematuro despertar.
Les pone el bulto en el pecho y por eso sienten pesar, nada los prepara para saber en ese momento como reaccionar.
Camina y camina, a tiempo tiene que llegar, ya que a la una de la madrugada en sus aposentos tiene que entrar.
Se pierde entre los árboles, se mete entre el maizal que cuidan los de agronomía, imagínense que pasaría si los muchachos se llegan a enterar.

Pasa por los terrenos de veterinaria y zootecnia, dicen que allí llega a molestar, donde con el miedo de los pobres animalitos ella se pone a jugar.
Recuerda entonces, que por la media noche, nunca sólo debes estar, mejor vete a tu casa, no la quieras molestar.
No seas imprudente, recuerda que ella tiene un plan, con su demonio camina y son uno a la vez, y andan por el camino que les indicó lucifer.
Por eso no te acerques al muro sólo por la noche, no le hagas encuentro al caminar, no sea que por encontrártela, tú en mis historias podrías terminar.

Investigación, historia y narración: Fernando Andrade Mazariegos todos los derechos reservados Guatemala 2,014

Fotos por: Fernando Andrade Mazariegos todos los derechos reservados Guatemala 2,014

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